Curiosamente la tristeza llega en salva
golpea, una y nuevamente sin que caiga
con una pizca de esperanza sazona lo relevante del día
para nuevamente obtener el tesoro de mi abadía
una sonrisa espontánea, que no surge en la noche
deseo y planes sostenidos que no caen
egoísmo, terquedad, necedad por mal me trae
como aquel muerto que hoy no anda en coche
Curiosa razón
curiosa tristeza
entendible, una justificación
a mi alicaída cabeza.
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