jueves, 15 de mayo de 2014

IV

Cuando la sorpresa responde
al anhelo de la noche 
no hay quien deprisa ahonde 
en la oscuridad ni la honte 

Soy terco, porfiado y enjuto de ideas
tengo las esperanzas de un niño
las energías de un joven
y por ti, el amor soldado como anciano. 
Lamento las riñas, las que no quieras 
porque las otras muestran cariño
preocupación y como de antemano
las ideas nos comen.