Cuando la sorpresa responde
al anhelo de la noche
no hay quien deprisa ahonde
en la oscuridad ni la honte
Soy terco, porfiado y enjuto de ideas
tengo las esperanzas de un niño
las energías de un joven
y por ti, el amor soldado como anciano.
Lamento las riñas, las que no quieras
porque las otras muestran cariño
preocupación y como de antemano
las ideas nos comen.
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