Que curioso que la vida sonría
no estaba acostumbrado, que ironía
me sentía como una hoja que cae en otoño
sabe que cae, va suave y despacio
como el viento la mece, la envuelve con un arrullo
pensaba que el viento podrías ser tú, un prefacio
y que la caída era segura, aunque despacio
después de tanto ya no hay murmullo
porque soy acreedor de mi alegría
hoy me muevo, siento y respiro, por las mías.
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