Oh mujer, tus líneas de expresión son más que el reflejo fortuito de la experiencia. No permitas que la lozana belleza que tu cultura profana impone, doblegue el hábito salvaje que a tu piel se ciñe.
Que la crema que esparces en tu cara sea el anhelo de oportunidad, y que las pestañas que ondules sean la nueva inicial para que pueda mañana enseñarle a mi hija que no se doblegue ante nada.
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