Opaco, los hechos marcan como hoy
soy mi propio lastre
titubeo, las palabras niegan quien soy
marco mi desastre
El árbol brota y busca hacia el sol
crece y hecha raíces
mi mente escurre y reniega la luz
se invagina sin directrices
ni negro ni blanco, siempre tornasol
ni santo ni diablo, maldigo mi cruz
Que básica poesía armo en este momento
todo lo que escribo tiene una rima patética
ni confianza busco, menos es lo que queda
en el ego quedan hasta el último argumento
porque lo que creo y siento, no sé en este momento
domina mi sentir sus suaves caricias
sus besos que entonan una canción esperanzadora
sus brazos que enmarcan caricias rebeladoras
domina mi pensar el ego y las condiciones
las codicias y los prefacios armados desde lo ajeno
que ennegrecen y tiñen de luto los cannones que armé
todas las ideas que me fueron entregadas
que critiqué, deconstruí y rearmé con intensión de vivir
bajo predicamentos que aceptara yo mismo
y que de ajeno al parecer tienen poco
porque es culpa mía su creación, es culpa mía perder la devoción.
Culpa mía es no poder llorar
sentir que no siento
pensar que soy máquina y no reviento
cortar las alas que en uno momento creí sentir
doblegar las piernas ante un error y morir
¿error? ¿si tuvo enseñanza fue error?
según la rae es una acción desacertada
entonces que haya estado mal no queda descartada
es más, marca la partida de un fin que tácito venía
que contra mi espalda tenía
quequeismo aplico como lo detesto
que no podía domar, que intenté controlar
En fin, a palabras necias oídos sordos.
A hombres necios, ¿qué?
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