lunes, 22 de abril de 2013

Simpleza

Bajó los colores ocre que nos ofrece el atardecer, junto a una fruta, las caricias de mi perro son inherentes. Para él, la vida es simple.
El que le de una galleta, basta para hacer agitar su rabo y así mismo, unos minutos de arrumacos son suficientes para que se sacie.
¿Por qué no podemos ser así?
Me quedé mirando el pequeño palto que nace desde un macetero. Joven, vigoroso, y con la humildes propia que la naturaleza dota a sus plantas.

Luego, cuando me acordé que debía estudiar anato', recordé expectativas, sueños, ambiciones y promesas. Recordé que debo hacer para lograrlas y como debo acometerle a las presunciones para hacer la diferencia.

No somos simples. Ojalá lo fuésemos.

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